LA PLAZA DEL RASTRILLO DEL ESPÍRITU SANTO.


En un lateral de la calle del Espíritu Santo (antes de la Cruz del Espíritu Santo) de Madrid, en pleno barrio de Malasaña, se abre esta plazuela que allá por los años sesenta del siglo pasado el ayuntamiento decidió apodar con el nombre de Juan Pujol, mientras para los vecinos siempre fue la plaza del Rastrillo. 


Foto: M.R.Giménez (2013)
La Plaza del Rastrillo, para los vecinos y de Juan Pujol, nombre oficial. A la izquierda la calle del Marqués de Santa Ana (antes del Rubio). A la derecha el inicio de la calle del Tesoro.

En esta irregular plaza también confluyen las calles del Marqués de Santa Ana (antes del Rubio), de San Andrés y del Tesoro. Con el derribo de algunas casas que hubo en el comienzo de esta última calle, pudo agrandarse el espacio de esta plazuela a comienzos del siglo XX. 

Parece que la historia de este altozano de la calle del Espíritu Santo se remonta a los inicios del siglo XVII, cuando Madrid terminaba un poco más arriba de la calle del Divino Pastor y aún se podía atravesar la muralla por el portillo o Puerta de Las Maravillas. Eran los tiempos del rey Felipe III cuando esta zona estuvo habitada por gentes de malvivir, a decir de las crónicas, que se reunían en la Venta del Rubio (en lo que es hoy la calle de Marqués de Santa Ana). 

La noche del tercer día de la celebración de la Pascua del Espíritu Santo del año 1628, al parecer, cayó una exhalación (rayo) sobre la barriada y redujo a cenizas tres o cuatro de aquellas casuchas, provocando muertos y heridos entre los ciudadanos menesterosos que en ellas vivían. En conmemoración del hecho se erigió una cruz de piedra rematada por una paloma o Espíritu Santo, que dio nombre a la calle. El monumento desapareció en el año 1820. 

El rey Felipe IV, asiduo visitante de las guapas mozas del barrio, también anduvo por esta zona. Durante una noche de farra fue asaltado por ciertos individuos que se dieron a la fuga, tras dejar al monarca y a sus acompañantes heridos de cierta gravedad. Todos los hombres de los alrededores fueron detenidos, cinco de ellos pagaron con su vida la agresión y varias manos cortadas de muchos otros se expusieron bajo esta cruz, como “castigo ejemplar” para el resto de los ciudadanos.

Fuente: B.N.E. (1929)
Ilustración de la plaza del Rastrillo en la que se aprecia la farmacia que aún hoy continúa.

Los gremios de roperos y prenderos (comerciantes de prendas, muebles y alhajas de segunda mano), vinieron a instalarse en la plazuela de la Cruz del Espíritu Santo tras un largo peregrinar por otras zonas de Madrid. Parece que tales negocios tuvieron su inicio a principios del siglo XVII en la plaza de Herradores y, tras las correspondientes protestas vecinales, aquellos comerciantes encontraron aquí su definitivo asentamiento, por lo que esta plaza fue conocida como El Rastrillo, por diferenciarla de El Rastro de la Ribera de Curtidores. 

Este pequeño mercado de objetos de segunda mano estaba unido al de alimentos, que partía de la plaza de San Ildefonso y se extendía también por las calles de la Corredera, alta y baja; funcionaba diariamente y sólo durante las mañanas. De las transacciones que se hacían en el Rastrillo, las mercancías pasaban de mano en mano hasta llegar al comprador definitivo. Facundo, uno de los más importantes negociantes del lugar, en el año 1929, decía: “En este negocio se gana poco, se vive mal, pero se come bien”. 

Pasa el tiempo y este Rastrillo ve incrementados su extensión y volumen por los cajones de mercancías que los comercios de la calle sacan a sus puertas. Así se empiezan a mezclar los alimentos crudos, las comidas hechas, las prendas y todo tipo de artículos variopintos, lo que conlleva una nueva protesta vecinal por la insalubridad que se detectaba en el lugar que hasta el año 1928 no ve cambiar su pavimento de tierra por el otro de pedernal, incómodo y desigual. En el primer tercio del siglo XX parece que la norma relega los puestos de alimentos al interior de las tiendas y del mercado de San Ildefonso (construido en el año 1835 y derribado en 1970), dejando la plaza del Rastrillo para la venta de objetos no alimenticios, disposición que no siempre se cumpliría. 

Fuente: Flickr.com Miope67 (1955).
La plaza del Rastrillo con una vendedora de verduras. Al fondo se aprecia el pequeño muro de separación con la calle del Marqués de Santa Ana.

La plaza del Rastrillo siempre tuvo una valla. El desnivel entre esta pequeña loma y la calle del Marqués de Santa Ana, hizo necesaria la construcción de una cerca que a lo largo del tiempo ha ido variando su modelo. 

Fuente: Flickr.com Miope67 (1946)
Pandilla de la plaza del Rastrillo. Tras el grupo, la calle del Marqués de Santa Ana. A la derecha se ve el diseño que tenía la separación del desnivel.

Por las fotografías sabemos que en el año 1946 había una verja de hierro, que en 1955 y hasta los primeros años del siglo XXI hubo un muro de ladrillo y que desde el año 2003, los alumnos de la cercana Escuela de Artes Aplicadas de La Palma realizaron el diseño que actualmente se puede contemplar. 

Diversos proyectos de aparcamiento tuvo el ayuntamiento de Madrid para esta plaza. En el año 1996 se planearía instalar en ella el primer aparcamiento robotizado de la ciudad, excavado en el subsuelo. Pero nada más comenzar el siglo XXI, se renuncia definitivamente a su construcción. 

Foto: M.R.Giménez (2013)
Aspecto actual de la valla de separación entre la calle del Marqués de Santa Ana y la plaza del Rastrillo.

Hoy la plaza del Rastrillo o plaza de Juan Pujol tiene un diminuto parque infantil, algún asiento, una triste y sucia cabina telefónica, un improvisado aparcamiento de motos y varias terrazas de los bares cercanos. 





Fuentes:
Hemeroteca B.N.E.
Prensahistorica.mcu.es
Es.wikipedia.org
Miope67- Flickr.com
Elpaís.com

Comentarios

  1. Como es costumbre, documentado conciso y con unas fotos impagables. Siempre lo recordé como un sitio un poco mugriento aunque no recuerdo puestos de comida o ropa o trastos, si me acuerdo de unos cerrajeros y un puesto de melones en verano.
    Antoñito I El Maligno

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  2. Tampoco yo conocí el animado rastrillo de esta plaza, pero la prensa informa de que allí estuvo desde mucho antes de la construcción del desaparecido mercado de San Ildefonso.
    Gracias por la aportación de tus datos, que coinciden con los comentarios de mi viejo y querido amigo Juan, de memoria portentosa y buen conocedor del barrio.
    Muy de agradecer, también, los elogios que dedicas a este blog y sus fotos.
    Salud.

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  3. El Rastillo sale en la película: "Raices", rodada casi toda en Lavapiés, pero con una parte en Maravillas. Sale un esquinazo del puesto de mi abuela, el de la Consuelo (que estaba al lado) con un cartel de "Se necesita chico" (o algo así), los carniceros, etc.

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  4. Merece la pena ver esas películas españolas de los años 50 y 60 porque muestran el Madrid viejo, entrañable y ruinoso ya desaparecido.
    Muchas gracias por tu comentario. Un saludo.

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