LAS CASAS DE BAÑOS EN LA CALLE DE LOS JARDINES.

“Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son, esta es mi insignia y blasón”. Juan López de Hoyos (1511-1583) afirmaba que este era el lema de los orígenes de Madrid, por la gran cantidad de aguas que en el subsuelo había.

Fotografía: M.R.Giménez (2013)
Plaza de Puerta Cerrada con el mural de Alberto Corazón realizado en el año 1989. 

La calle de los Jardines, situada entre las de la Montera y Virgen de los Peligros, albergó desde el siglo XVI varias suntuosas casas con espléndidos jardines y de ahí tomó su nombre. La frondosidad de aquellos era debida a la enorme cantidad de aguas subterráneas de esa parte de Madrid, que daría origen a partir del año 1629 a la creación de la casa de baños más antigua de la Villa titulada los Baños del Cura.

Fuente: Bvpb.mcu.es
Plano de Tomás López (1785) en el que se aprecian las manzanas números 291 y 292 de la calle de los Jardines, cuyo nombre no aparece en el plano. También se representa la pequeña plazuela que se formaba en esa vía. 

El italiano Domingo Lapuente, que residía en Madrid en el año 1628, consiguió un privilegio durante dos décadas para la instalación de una casa de baños en la calle de los Jardines, que sería la primera de la capital. El día 25 de agosto de 1628 obtuvo la licencia a condición de que las aguas fueran examinadas por los protomédicos del Consejo y que este servicio no se utilizara más que por “prescripción facultativa”, al ser exclusivamente considerado como medicinal. Es así como abren los baños denominados del Cura, que en el año 1815 estaban en el número 13 de la calle de Jardines, manzana nº 292.

Fotografía: M.R.Giménez (2013)
La calle de los Jardines, en la actualidad. Al fondo la calle de la Montera. La parte derecha de la foto correspondería a la manzana número 292, donde estuvo la Casa de baños del Cura.

En el año 1786 los baños del Cura tenían siete pilas: tres de piedra de una pieza y cuatro de barro de Colmenar aún más apreciados por ser más suaves y poderse bañar a la francesa. Contaban con todas las aprobaciones necesarias y sus aguas son de tan buena calidad que se beben. Las aguas residuales iban a parar a unos registros, con sus trampillas de madera, según las órdenes dadas por el Tribunal del Real Proto-Medicato (cuerpo técnico encargado de vigilar el ejercicio de las profesiones sanitarias). El coste por servicio, en el año 1832 ascendía a 6 reales sin ropa y 7 reales con ropa.

Ramón de Mesonero Romanos (1803-1882) los recuerda como “estrechos y sucios aposentos, de mezquinas pilas en el suelo y desnudez absoluta de adornos y atavíos”, cuando en el año 1835 fue a visitarlos y sólo encontró el rótulo de lo que había sido el ya desaparecido establecimiento.

El éxito obtenido por los Baños del Cura, propició la apertura de varios negocios similares. Es así como alrededor del año 1760, Eugenio de Mena abriría una nueva casa de baños en el número 51 (luego 53) de la calle de los Jardines, titulada Baños de Mena. 

(Nota.- Hay que recordar que los números de las casas de entonces no tenían el orden actual, la numeración par e impar se entremezclaba y variaba con bastante frecuencia debido a las nuevas construcciones. Todos los edificios correspondientes al siglo XVIII ya han desaparecido en esta calle).

Fuente: B.N.E. (1807)
Anuncio en prensa de los Baños de Mena.

La prensa informa que en el año 1807 los baños de Mena estaban situados en el número 53 de la calle de los Jardines, en la rinconada que hacía una diminuta plazuela (desaparecida) situada hacia la mitad de la vía, frente a los citados del Cura. 

Los precios por el servicio fueron variando con los años, así en 1811 un baño costaba a 8 reales y 9 reales con ropa; en 1815 a 10 reales y con sábana a 11 reales, ofertando también un baño con asiento a 12 reales y a 13 reales ese mismo con sábana, importes que se mantenían aún en 1821.

En el año 1835 Ramón de Mesonero Romanos también nos habla de los Baños de Mena, establecimiento entonces aún abierto: “Sencillez y naturalidad en el aparato, eso sí, como podrían ser los baños en tiempo de Adán; media docena de sillas y un arcón supletorio para sentarse: una tinaja de agua, emblema del edificio; una sala interior bien caldeadita, por supuesto, con los efluvios de los baños que la rodean, y basta una docena de aposentitos estrechos, conteniendo cada uno la menguada pila en que con dificultad una anguila podría revolverse”. 

El procedimiento utilizado para llenar las pilas de los baños era manual. Dos hombres sacaban el agua de los pozos y la depositaban con cubos dentro de cada una de ellas.

Los baños de Mena supervivieron hasta el final de la década de los años treinta del siglo XIX.

Fotografía: M.R.Giménez (2013)
La calle de los Jardines, acera de los números pares y manzana 291. En esta parte de la calle se concentraron la mayor parte de las casas de baños. 

Otro negocio de baños abriría, dos décadas después de los de Mena, en la calle de los Jardines, número 51 (que mantendría su numeración hasta que cerró) con el nombre de Baños de Canet.

Joaquín Canet anunciaba en el año 1786 que tiene ocho baños cómodos y decentes de piedra blanca y fina, siendo dos de ellos a la francesa. El establecimiento se hallaba situado en la manzana 291, al igual que el de Mena, y para llegar a la casa se indicaba que debía accederse por la Red de San Luis, a mano derecha.

Fuente: B.N.E. (1786).
Anuncio de los Baños de Joaquín Canet.

El precio por baño en el año 1817 era de 10 reales y 11 reales con ropa; cinco años más tarde, tal vez debido a la competencia, el importe había bajado a 8 reales y 9 reales con ropa, ofertando abonos que rebajarían el precio a 7 reales por servicio. El “Fontanero mayor” habría reconocido que el agua de los baños de Canet era cristalina, delgada y de la mejor calidad para el efecto.

Fotografía: M.R.Giménez (2012)
La calle de los Jardines desde la calle de la Montera.

Es muy probable que el negocio de los baños de Canet cambiara de dueño y pasara a denominarse Baños de la Cruz, durante la segunda década del siglo XIX. En el mes de junio de 1828 aparece por primera vez dicha marca en la prensa, precisando su dirección en la calle de los Jardines, número 51, a mano derecha entrando por la Red de San Luis, en la séptima casa de la derecha, donde estuvieron los de Canet.

Estos de la Cruz eran unos baños que sólo abrían durante el verano al precio de 8 reales sin ropa y 9 con ropa, rebajando el precio durante la década de los años treinta de ese siglo, en un real. Parece que siguieron abiertos y en uso hasta mediados del siglo XIX, momento en que la calle de los Jardines comenzaría su remodelación derribando las viejas casas y construyendo nuevos edificios. 



Fuentes:

“Panorama matritense” Ramón de Mesonero Romanos (1835-1838).
“Obras jocosas y satíricas de El Curioso Parlante” Ramón de Mesonero Romanos (1832-1842).
“Casas de baños en Madrid” María del Carmen Simón Palmer.
Es.wikipedia.org
Bvpb.mcu.es
Hemeroteca B.N.E.
Agradecimiento a Vicente Valdés por las facilidades para realizar fotografías.




Comentarios

Tal vez te interese: