LAS LAVANDERAS DEL MANZANARES.

Julia Fernández era la más veterana de aquellas lavanderas del río Manzanares, allá por el año 1933. Pequeña de estatura, vivaracha y lista contaba entonces con setenta y cuatro años de edad y nada menos que sesenta y dos de profesión.

De sus catorce partos tan sólo habían sobrevivido dos hijos y explicaba que un buen mes podía ganar hasta noventa pesetas de jornal. (En aquellos años el precio de un kilo de pan podía llegar a los 0,80 céntimos de peseta). 

Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1933) Julia Fernández, a la derecha de la fotografía.

Los márgenes del río contaban por entonces con trescientas mujeres que desempeñaban el oficio de lavandera, cuyas edades oscilaban entre los doce y los más de setenta años. Estas últimas ya estaban aquejadas de reuma, dermatitis crónica que había destrozado sus manos y uñas, la gota y fuertes dolores en los riñones porque para lavar la ropa hay que mover la cintura más que una bailarina y precisaban de la asistencia de los “mozos de colada” o de las “roperas” que ayudaban, por pequeñas cantidades de dinero, al acarreo de los pesados fardos de ropa o a colgarla en los altos tendederos. 
 

Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1933). Tendederos del Manzanares a la altura del paseo de la Virgen del Puerto.

Ya hay constancia de los lavaderos en el Manzanares en el siglo XVIII. Destartalados chamizos, con techo y grandes huecos en sus paredes, que se nutrían con el agua del río. En su interior una gran pila dividida en varias docenas de puestos por los que cada lavandera debía abonar cincuenta céntimos de peseta para su utilización, ya que eran negocios privados aún en la década de los años treinta.


Fuente: mcu.es-fotografía de Otto Wunderlich, primeras décadas del siglo XX. Lavaderos y tendederos a la orilla del Manzanares.

El coste de estos recintos propiciaba que muchas mujeres ejercieran su trabajo directamente en las orillas del río, ahorrando así el alquiler de las pilas, pero incrementando el penoso esfuerzo de quitar las manchas de la ropa con el agua fría y restregando con sus propias manos, lo que durante el invierno se hacía especialmente duro.


Fuente: mcu.es-fotografía de Otto Wunderlich (1914). Lavanderas del Manzanares.

El proceso del lavado de la ropa consistía en empaparla con agua fría, untar el jabón, restregar toda la superficie, hacer la colada o introducirla en agua muy caliente y lejía (a mediados del siglo XIX era muy famosa el agua de Javelle – hipoclorito de sodio-). Cuando las manchas desaparecían había que volver a aclarar, retorcerla para que escurriera y tender. El lavado de cada prenda tenía un precio, que oscilaba entre los 0,15 céntimos de una camisa hasta los 0,30 céntimos de una sábana, siendo lo más laborioso la limpieza de las mantas y de los trajes de faena.

Los lavaderos proporcionaban el servicio de agua caliente para la colada o recuelo a un precio de 4,50 pesetas, cantidad que era abonada por cada lavandera, al igual que el resto de los productos utilizados: lejía, añil o jabón.


Fuente: hemerotecadigital.bne.es (1933). Lavandera trabajando en una pila de lavadero.

A las duras condiciones de trabajo de las lavanderas se añadía el problema de los hijos pequeños, que iban con sus madres al río y a menudo eran propensos a sufrir enfermedades o accidentes.

En el año 1872 se inauguró el Asilo de las Lavanderas, también llamado Casa del Príncipe, a propuesta de la reina María Victoria esposa de Amadeo de Saboya. 


Fuente: memoriademadrid.es (1934). El Asilo de las Lavanderas.

Este edificio de madera estaba situado en lo que hoy es la glorieta de San Vicente, frente a la puerta del mismo nombre. Contaba con dos pisos y sendas dependencias para acoger a niños mayores de dos años y a párvulos, siempre que pertenecieran a legítimo matrimonio. Una pequeña sala de seis camas hacía las veces de casa de socorro, para atender a las lavanderas que hubieran tenido algún accidente en el desempeño de su oficio.

El Asilo era insuficiente para acoger a la gran cantidad de niños que precisaban de sus servicios. Pa meter allí a un crío tié una que hablarse de tú con el Presidente de la República, comentaba Trini López, madre de doce hijos, en el año 1932. 

La década de los años treinta del siglo anterior fue el final de las lavanderas del Manzanares. El agua, poco a poco, iba subiendo a las casas y no se hacía necesario encargar el transporte, lavado, secado y entrega de las prendas a las mujeres que desempeñaban este duro oficio en los lavaderos o en el propio río.

Esta penosa profesión desaparecería del todo con las máquinas eléctricas para lavar ropa, que ya se iban instalando en las casas más acomodadas en la segunda mitad de los años treinta del siglo pasado.

 

8 DE MARZO, DÍA DE LA MUJER.

POR UN TRABAJO DIGNO.



Fuentes:

hemerotecadigital.bne.es
mcu.es
memoriademadrid.es

Comentarios

  1. Cómo siempre, un gran trabajo que nos acerca a una dura época, no tan lejana, para las mujeres. Lo viví muy de cerca con mi abuela. En invierno, había que romper el hielo del río... Imaginad... Un abrazo grande.

    ResponderEliminar
  2. Tiempos duros, de trabajos penosos y muy mal remunerados, que esperemos no se vuelvan a repetir para nadie.

    Muchísimas gracias por tu comentario, Rosa.

    ResponderEliminar
  3. Gracias a vosotr@s. Sois unos cracks. Abrazos castizos

    ResponderEliminar
  4. Qué poco hemos valorado el trabajo de estas mujeres, tan duro, tan mal pagado, tan cansado... Y pensar que venimos de aquellas mujeres tan fuertes! Nos lo merecemos?

    ResponderEliminar
  5. Sin aquellas mujeres no seríamos lo que somos, desde luego. Ellas pusieron su trabajo, igual que nosotros aportamos hoy aquello que los demás recogerán mañana. Siempre se avanza, no lo dudes. Tu esfuerzo de hoy servirá para el futuro.

    Muchas gracias por tu comentario, Carmina.

    ResponderEliminar
  6. La madre del gran Arturo Bares era una de ellas

    ResponderEliminar
  7. Efectivamente, la madre del escritor Arturo Barea fue una de las muchas mujeres con la penosa y dura profesión de lavandera.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Tal vez te interese: